jueves, 2 de junio de 2011

¿NO HAY MANERA DE QUE OBEDEZCA?


PARA EMPEZAR…
No se trata de que tu hijo haga las cosas porque a ti te conviene. Se trata de educar su voluntad, voluntad que tanto le servirá en su adolescencia y juventud. Sin pretender dar recetas que no hay, damos aquí algunas pistas sobre cómo actuar para fomentar la obediencia.
En el actuar del niño se ven involucradas dos potencias: la inteligencia y la voluntad. En los niños prima la voluntad sobre la inteligencia; conseguir todo e inmediatamente: el hacer y el querer las cosas paras ahora mismo, es lo que van a tratar de conseguir. El esfuerzo de los padres en estas primeras edades será ayudar que la voluntad del niño, débil y que tiende sólo hacia el bien inmediato, se fortalezca, que no se rija solamente por las tendencias.
                                 EJERCER BIEN LA AUTORIDAD
 Una cosa es tener autoridad y otra saberla ejercer correctamente. Ante esto se nos pueden presentar varias dudas:¿Los niños se                    comportan de igual forma en todas las edades? ¿Cómo ejercer bien la autoridad para que los niños obedezcan?
Los niños no tienen que obedecer ciegamente, porque “lo digo yo, que soy tu madre”, “Aquí manda papá y se acabó”. No se trata de buscar la paz, el orden, la tranquilidad (que también está muy bien), sino fomentar hábitos buenos en el niño. Por eso, a partir de los 3 o 4 años, ya tiene que saber por qué es bueno obedecer, porque cuanto más se retrasase el saber obedecer, más se retrasará la adquisición de hábitos y el aprendizaje por luchar por valores futuros.
Lograr personas que posean una fuerza interior para decidir y actuar de acuerdo a fines, es un proceso que debe comenzar en la primera infancia
OBEDIENCIA FORMATIVA
Sin que existan soluciones mágicas, la obediencia de los hijos se ve facilitada por una actuación educativa ordenada y coherente de los padres. Es decir, si el padre y la madre ordenan al niño cosas distintas según su estado de ánimo, sus intereses o su grado de fatiga, será difícil educar a los hijos en una obediencia formativa. Lo que conseguirán es que el niño aprenda a distinguir a quién pedir, cómo y cuándo de los dos, en función de lo que quiera en cada momento.
NO HAY QUE OLVIDAR QUE LOS NIÑOS APRENDEN POR ÓSMOSIS: el niño, desde que nace, imita siempre al adulto porque es parte de su proceso de aprendizaje natural. Por tanto, será preciso poner en práctica en casa lo que queramos que nuestros hijos aprendan. Si entre lo que pretendemos conseguir y lo que hacemos hay un salto, probablemente perderemos la autoridad, paso previo para poder ejercerla e indispensable para ser obedecidos.  Por ejemplo, si no queremos que nuestros hijos nos levanten la voz en casa, deberemos ser los primeros en no levantarla.
 
INFORMACIÓN CLARA
Para que nuestra obediencia sea efectiva, tenemos que dar una información clara, entendible para ellos, mezclada de exigencia y de afecto. Lo que deberemos tratar de conseguir es que el niño identifique la orden con la seriedad con la que se lanzan los mensajes. Si lo que decimos no se cumple a la primera, perderemos autoridad. Por ejemplo: “Ya está bien!, se dice siempre a la tercera vez, cuando no nos han obedecido a la primera, y es que no hemos mantenido la exigencia en nuestras órdenes. Hay que conseguir que el niño obedezca sin levantar la voz y sin castigar.
 es fundamental que los niños tengan claro el valor de su actuación
Establecer el límite de lo que pueden y de lo que no pueden hacer, y saber por qué está bien y por qué razón no. De este modo asociarán lo correcto con lo bueno, y lo incorrecto con lo que se debe evitar. Para tal fin existen los premios (que no tienen que ser materiales, sino afectivos, como la alabanza, el reconocimiento) y los castigos, que no tienen que ser físicos, sino la usencia de algo agradable para ellos.
CUIDADO CON EL “NO” CONTINUO
Debemos tener cuidado de no formar “pequeños esclavos” o un pequeño ejército doméstico en donde prima el autoritarismo, donde sólo se ordena y no se tiene en cuenta nunca los gustos del niño, ni siquiera el modo en que el niño entiende lo que se le dice. Se trata de educar a los niños en la obediencia y no de conseguir niños que sepan obedecer ciegamente a unos “noes” lanzados continuamente por sus padres. Lo que conseguiríamos a largo plazo con esta conducta, es la falta de criterio personal, no saber distinguir entre lo bueno y lo malo.
Por el contario, hay que evitar que los niÑos hagan TODO AQUELLO QUE EN ESE MOMENTO LES ATRAE: el dejar hacer al niño, los padres permisivos, su abandonismo o, lo que es lo mismo, el no ejercer la autoridad, en aras de buscar la paz en casa o el cansancio vital. El peligro de que estas actuaciones sean las habituales, además de no educar y de forjar personalidades con una voluntad quebradiza, estamos alimentando lo que puede ser un problema de disciplina en el niño, que más tarde será más difícil de corregir que una simple rabieta. De este modo estaremos hablando de padres obedientes a las sugerencias y caprichos de los niños.

LA OBEDIENCIA EN FUNCIÓN DE LA EDAD

2-3 AÑOS_____________________________________________________
CARACTERÍSTICAS:
·         Reconoce intuitivamente quién tiene la autoridad en casa y quién la ejerce. Por eso, obedece a los padres, porque le dan seguridad y cariño.
·         A su vez, él se siente inclinado a desobedecer, por lo que, constantemente, pone a prueba la autoridad de los padres: grita a sus padres, no quiere comer…
·         Se da cuenta de que es distinto a sus padres y a sus hermanos, que es una persona independiente del resto, que puede actuar de forma diferente.
·         Desconoce el límite de hasta dónde es capaz de actuar, hasta donde puede y hasta dónde no puede hacer algo.
·         Aparece la edad del no, que se manifiesta en llevar la contraria absolutamente a todo lo que se le dice, incluso a lo que puede ser positivo para él.
CÓMO EDUCARLE:
·         El niño debe conocer dónde está el límite, por su bien y por el de los demás.
·         Aprender a obedecer está relacionado con su desarrollo evolutivo.
·         Los razonamientos para que el niño obedezca, para que reconozca la autoridad familiar, son útiles, pero no serán estos los que convenzan al niño, sino más bien la persona misma que se lo dice, que ejerza la autoridad, puesto que la sigue identificando como tal.
  4-5  AÑOS________________________________________________
CARACTERISTICAS
·         Empieza a preguntarse el motivo de su obediencia.
·         Esta edad es el periodo más fructífero y más útil para fomentarles distintos hábitos de obediencia.
 CÓMO EDUCARLE:
·         Si bien el niño obedece porque sigue reconociendo la autoridad de los padres, no bastará ya con ese motivo: habrá que utilizar medios complementarios de razonamiento, en función de la capacidad de entender del niño.
·         El niño obedecerá porque verá que es razonable obedecer, no sólo porque los padres tienen la autoridad moral para ser obedecidos, sino porque tienen razón.
·         No se trata de conseguir que obedezcan sin más, sino de que a través de esta obediencia, se logre el correcto desarrollo de la personalidad del niño o a través del fomento de hábitos buenos.


FUENTE: Sonia Rivas. Doctora en Ciencias de la Educación

       Revista “HACER FAMILIA” nº134, abril 2005

                              









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