domingo, 3 de abril de 2011

NO HAGAS A TU HIJO FLOJITO

“Mi hijo es muy bueno pero un poco flojo”. ¡Cuántos papás dicen esto y no saben qué hacer! Esta situación tiene su origen en la primera infancia de los niños. Unas veces porque es hijo único, otras porque es el pequeño y nos inspira compasión, o es el único chico o la única chica… Si no caemos en la cuenta de estos detalles podemos criar a nuestros hijos blanditos, que serán adultos flojos, y sin ir muy lejos, llegarán a la educación primaria sin fuerza para afrontar los estudios.

NEGOCIA LAS PEQUEÑAS CONCESIONES

 
Ser prudentes en la gestión, no caer en el juego de intereses personales. Los niños son muy hábiles en el chantaje afectivo, y si no tenéis muy claro que queréis para vuestros hijos, ellos impondrán la dinámica de concesiones.
En el orden material, los regalos han de ser parte del plan de formación de su interioridad.  De otra manera se convierten en dependientes, exigentes y valoran a los demás por lo que tienen no por lo que son. La limitación en los caprichos da mucha autonomía para la vida. Aquí tienen que examinarse los papás que compran al niño cosas que no necesita o ni siquiera ha pedido (incluso de marcas que no es capaz de apreciar el pequeño) por puro capricho quizás vuestro.

CUMPLIR SUS PEQUEÑAS OBLIGACIONES
Es fácil sentir compasión al ver a los niños pequeños. Deberíamos considerar que de mayores nos darán más pena cuando veamos que no son capaces de afrontar responsabilidades que les competen.
Exigirles con cariño para que cumplan sus obligaciones diarias. Prestar atención a los desordenes en el horario y el contenido de las comidas. El orden en el armario es una autodisciplina que formará su voluntad, su gusto por el orden, el deseo de no dar que hacer a mamá más de lo necesario…
PROCURA EVITAR
·         Al salir a pasear cogerle enseguida en brazos a la menor muestra de cansancio.
·         Vestirle por ir más rápido o si está cansado, cuando sabe hacerlo solito.
·         Perdonarle, por norma, un poquito de comida.
·         Preguntarle qué prefiere para comer o cenar.
·         Llevar su mochila al ir o volver del colegio o guardería.
·         Recoger sus juguetes o libros sin que te ayude.
·         Darle unos minutos más por la mañana, pues te da pena ver lo que le cuesta levantarse.
·         Perdonarle normas de higiene diaria: ducha, dientes, peinarse…
·         Concederle algo que le has negado, cuando te insiste tres veces con carita de pena.
·         No sacarle a pasear porque hace mucho frío.
·         Abrigarle en exceso.
·         No darle encargos en casa por
ser pequeño.                                                 
·         Darle lo que pide llorando.


LO ESTÁIS HACIENDO FLOJO SI…
ü  Abandona el esfuerzo demasiado pronto.                                      
ü  Esquiva los pequeños trabajos domésticos que le corresponden.
ü  Pierde la sonrisa ante el primer asomo de esfuerzo requerido.
ü  La calidad de sus respuestas está dominada por el tono mediocre.
ü  No le hacéis ver su parte de culpa ante las peleas con los amigos o los problemas del colegio.
ü  Si le sobreprotegéis por miedo a que le hagan daño y sufra.

NO TE PREOCUPES, NO SE TRAUMATIZA
Una manera de hacer fuertes a los hijos es enfrentarles a sus propios problemas. En seguida tendemos a “sacarles las castañas del fuego”, por miedo a que se traumaticen con este o aquel problema. Nos da miedo reñirles o ponerles un castigo. Ocurre todo lo contrario, los niños a los que se les exige desde pequeños, es muy difícil que se traumaticen. Sin embargo, aquellos que crecen sobreprotegidos son los que acaban con un verdadero trauma, pues no saben afrontar los problemas más sencillos.
                No hay niños malísimos ni buenísimos. No es sano decir constantemente “cómo va a ser culpa de mi niño, si es el más bueno del mundo”. Estos niños creerán que todo el mundo está obligado a justificarles y que ellos no tienen nunca culpa de nada.  No sabrán reconocer sus errores y, por lo tanto, les resultará muy difícil rectificar y mejorar. No les habremos enseñado a luchar, serán muy flojitos.
  • PERO,  ATENCIÓN…      No es lo mismo mimar a los hijos que hacerlos unos mimados. Debemos mimar y dar afecto a nuestros hijos para que crezcan seguros y felices. Esto no está reñido con negarles aquellas cosas que no les convienen, pues les ayudará a ser fuertes en la vida.
*      ¿Tenéis tendencia a pensar que vuestro hijo es buenísimo y los demás están muy mal educados? Será mejor que os quitéis la venda que probablemente tengáis en los ojos y encontréis la parte de culpa de vuestros niños en todos los conflictos.
*      Hay una consigna que no falla: “No hagas tú mismo lo que él sea capaz de hacer, aunque lo haga peor y más despacio”, porque le darás la oportunidad de equivocarse y aprender.
*      Piensa que cada vez que le niegas a tu hijo un capricho superfluo o una comodidad innecesaria le estás ayudando a forjar una personalidad, que le posibilitará su futura felicidad como persona adulta, libre y responsable.
Ana Aznar y Jerónimo Fumeral Andrés
Revista nº146 Hacer Familia

1 comentario:

  1. Muy bueno este artículo de Ana Aznar. Creo que no se trata de que los niños hagan simplemente lo que los padres y educadores queremos sino de que los niños tengan voluntad para que hagan lo que realmente ellos quieran y quieran lo que deben hacer. Vamos, que también hay que enseñarles a pensar.

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